CREMA CORPORAL

Cremas hidratantes naturales

A la hora de proteger e hidratar la piel del bebé, la mejor opción para el cuidado del bebe siempre será una crema facial, corporal, crema cambio de pañal, colonias, toallitas, champú o geles de baño que no contengan ingredientes de carácter artificial, perjudiciales para la dermis. Estos ingredientes son los parabenos y los perfumes alergénicos. Ambos pueden ocasionar daños en la piel del bebé como irritaciones o reacciones alérgicas en el caso de los perfumes y algo mucho más serio en el caso de los parabenos.

Lo más recomendable y saludable es optar por cremas desarrolladas a base de componentes naturales, que aporten hidratación y protección sin causar daños, como pueden ser las cremas de mustela, weleda, xeramance o svr.

Nuestro cuerpo no genera determinados ácidos grasos que son muy beneficiosos para la salud como pueden ser el Omega 3 y 6, los cuales se suelen ingerir con la alimentación. Estos ácidos grasos se pueden encontrar en los aceites de oliva, de onagra, de girasol, de almendras, de cacahuete o la manteca de karité, ingredientes habituales en las cremas naturales.

Por otra parte, las raíces de algunas plantas como la camolina, el aloe vera o la Caléndula, también tienen una serie de propiedades beneficiosas para piel del bebé, ya que contribuyen a la hidratación y a mantener la barrera protectora contra agentes externos.

Crema caléndula Weleda

Uno de los productos de nuestro catálogo que contiene todos los beneficios de una crema natural es la crema de caléndula para bebé de Weleda. Es ecológica con certificado bio, lo que asegura la ausencia de elementos como los parabenos y los perfumes alergénicos, sino todo lo contrario, da garantía de crema natural.

La caléndula tiene propiedades muy beneficiosas que ayudan a fortalecer la barrera protectora de la piel contra los agentes externos, a disminuir la inflamación o calmar la sensación de picor o irritación en la piel atopica, gracias a los carotenos, los flavonoides y aceites esenciales que posee.

Como ya se ha mencionado en otra ocasión, la piel de un bebé no tiene la misma densidad que la de un adulto. Un bebé mantiene la piel caliente gracias a los depósitos grasos de la barrera protectora, pero ante un cambio brusco de temperatura, se resiente. En estas situaciones, la caléndula, ayuda a fortalecer los tejidos, fomentando la protección ante el entorno.

Debido a la similitud de estructuras entre los depósitos grasos y el manto hidrolipídoco de la piel, no hay obstrucción de poros, lo que facilita que se absorba fácilmente y la piel pueda procesar todos los nutrientes que necesita.