ANTISÉPTICOS

El empleo de medidas higiénicas,  tales como un gesto tan simple como es el lavado de manos, ha supuesto un punto de inflexión en el ámbito hospitalario desde hace más de un siglo. La introducción de antisépticos y desinfectantes ha aumentado la supervivencia de los enfermos y se ha convertido en la mejor prevención ante infecciones.

Resulta necesario aclarar la diferencia entre los términos antiséptico y desinfectante. El primero se designa para la eliminación de microorganismos y mantenimiento de la flora normal en tejidos vivos. Y el segundo, con una acción más potente, para la eliminación de microorganismos patógenos sobre tejido inanimado.

Su aplicación es de vital importancia en la medicina, pero también lo es en la vida cotidiana para evitar el desarrollo de procesos infecciosos en periodos susceptibles de enfermedad, como es el caso cirugías, sistema inmune comprometido, contacto con otros enfermos e incluso heridas abiertas.

Cristalmina: El antiséptico por excelencia

La clorhexidina es un antibiótico perteneciente al grupo de las biguanidas, y suele emplearse a una concentración entre 0'05-0'5% en su comercialización, siendo la más conocida la cristalmina. Es muy útil en el tratamiento de heridas y quemaduras, y desinfección de instrumental gracias a su elevada duración de actuación. Existen además preparados para las infecciones orofaríngeas ya que su toxicidad es mínima. Sin embargo, esto es debido a que no se absorbe, por lo que cuando forma parte de colutorios, no deben ser empleados durante períodos prolongados de tiempo, ya que pueden colorear el esmalte del diente de forma transitoria.

En nuestro catálogo farmacéutico online encontrarás la cristalmina en diferentes presentaciones: solución en gotas, pulverización, gel y solución para que formen parte de tu botiquín.

Betadine y Alcohol

Otros básicos en el tratamiento de heridas que tampoco deben faltar entre tus cuidados sanitarios.

El betadine o povidona yodada posee un amplio espectro de actuación frente a bacterias, virus y hongos.  Se emplea en la desinfección de piel sana y heridas, lavados vaginales en tricomoniasis y candidiasis, y lavados bucales y capilares.

Los alcoholes etílico e isopropílico son de bajo peso molecular para disminuir su toxicidad y poder ser empleados en seres vivos. Debido a las características irritantes del segundo, no se utiliza tanto como el etílico. La concentración más efectiva es del 70% y no el oficial, al 96% como se piensa habitualmente.  Es útil en la aplicación de piel erosionada como los pacientes encamados para evitar la formación de úlceras, y en pequeñas heridas. Sin embargo, no lo es en la esterilización de instrumentos.

Recomendamos que antes de aplicar estos productos se realice una limpieza de la zona afectada con agua y detergente.